María Fernández-Figueroa, nueva registradora de la propiedad: «Vivimos en una sociedad en la que la gente joven quiere resultados inmediatos y todo lo que conlleva esfuerzo crea rechazo»
María acaba de aprobar las oposiciones a registradora de la propiedad junto a otras 5 estudiantes de la Residencia León XIII y otros 7 opositores de la Pío XI. En su caso, la plaza llega después de 3 años de estudio de la oposición cuando la media para aprobar es de 7. El secreto de su éxito es, según María, una buena preparadora, mucho esfuerzo, disciplina y el apoyo de los suyos. María estudió doble grado en Derecho y ADE en la Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE.
María ¡enhorabuena!
Muchas gracias
¿Por qué decidiste opositar?
El primer año de la carrera hice prácticas en banca de inversión y me di cuenta de que eso no me gustaba nada. Así que decidí dedicarme a la rama de Derecho y entonces ahí fue cuando empecé a hacer prácticas en un registro, me encantó y desde ese momento quise opositar. Normalmente suele ser una oposición, tanto en notarías como registros, de bastante tradición familiar y en mi familia no hay nadie que sea registrador. Hubo personas que se sorprendieron de mi decisión.
¿Por qué decidiste quedarte en Madrid, donde habías estudiado la carrera, y no regresar a Córdoba, de donde eres y donde está tu familia?
El factor decisivo es que la persona que quería que me preparase me dijo que sí, que tenía hueco y accedía. Fue ahí cuando definitivamente pensé en quedarme en Madrid.
¿Por qué decides vivir en una residencia y concretamente la León XIII?
Decidí que quería quedarme en esta residencia porque también vinieron dos amigas mías que iban a opositar. Hicimos la entrevista juntas y decidimos en bloque. De la residencia me ha gustado que al final estamos en una burbuja. Tienes que renunciar prácticamente a todos tus planes sociales, pero si ves que más gente está como tú, no duele tanto o no se te hace tan raro. Porque ves que el resto de tus amigas siguen saliendo, siguen haciendo su vida y si hubiera vivido en un piso con otras personas, pues me hubiera sentido rara o distinta. En cambio, en la residencia te sientes arropada y también aprendes a tener unos horarios muy estrictos y rigurosos.
¿Cuáles han sido tus principales apoyos?
Mis padres y mis hermanas son mis principales apoyos, porque de verdad que han estado ahí desde el día en el que decidí opositar. Al principio les chocó porque, como ya te digo, en mi familia no hay nadie cercano que sea registrador. No sabían muy bien cómo apoyarme o cómo ayudarme en este camino, pero al final, pues preguntando, informándose y hablando con mucha gente, hemos ido decidiendo todo. La verdad es que sin ellos no lo habría conseguido.
Has tardado 3 años en sacar la plaza ¿en algún momento has pensado en tirar la toalla?
No, la verdad es que no. Y eso que tú le dices a una persona la palabra oposición y automáticamente eso implica una connotación negativa y crea rechazo porque al final vivimos en una sociedad en la que la gente joven quiere resultados inmediatos. Quiero esto, me lo compro, quiero esto otro, lo hago y todo aquello que conlleve un poco más de esfuerzo ya crea rechazo cuando en realidad no hay nada que merezca más la pena y que haga más ilusión que aquello que se consigue con esfuerzo. Si a ti te regalan algo, te hace ilusión, pero si tú ese algo lo has deseado y lo has luchado con esfuerzo, con constancia, con disciplina…eso es al final lo que más te llena y lo que más satisfacción te da. La satisfacción del deber cumplido, por así decirlo.
¿Ni siquiera has tenido algún bajón fuerte en estos tres años?
No. La verdad es que en ese sentido he sido muy afortunada, pero que podría haber sido de otra manera porque compañeros míos, el otro día hablando con ellos, me decían que habían tocado fondo. Yo desde mi experiencia doy gracias a Dios que no he tenido ningún bajón de decir, quiero dejar la oposición, estoy fatal, no me aguanto. Es cierto que hay momentos peores, días peores, días de más motivación, días de menos motivación, días en los que te apetece más estudiar, y en los que te apetece menos, pero bajones como tales no he tenido y en ese sentido he sido muy afortunada.
¿Qué recomendarías a una persona que quiera opositar para que le pase como a ti y no tenga ni un momento de duda?
Para mí han sido clave dos puntos. En primer lugar, tener muy claro el objetivo porque es verdad que conozco gente que empieza a opositar por probar. Yo creo que para probar, para eso hay prácticas. Piénsalo antes y una vez te pones, lo haces en serio. Me he tomado la posición muy en serio desde el día uno y al final, tener muy claro el objetivo es lo que hace que en días malos o en épocas peores, quieras continuar. Y también ser exigente y riguroso. Si al final empiezas a saltarte ese horario un día porque no pasa nada, otro día porque total…al final se hace una pelota muy grande y es más difícil reconducir la oposición.
El segundo punto es tener apoyos que están siempre ahí.
¿Y no hay tentaciones?
Siempre hay tentaciones, sobre todo al final porque ves que tus amigas avanzan, que tus hermanas avanzan, que todo el mundo sigue con su vida y tú sigues sentada en la misma silla año tras año. Pero cuando tú tienes un objetivo y luchas por él, cuando lo consigues olvidas todo lo malo y te das cuenta de que ha merecido la pena.
¿Cómo es la sensación de aprobar?
Al principio todo el mundo en mi casa lloraba y decía “qué bien que María ha aprobado” y a mí no me salía ni una lágrima. Estaba en una especie de nube. A día de hoy todavía no lo he asimilado muy bien, pero la verdad es que es una felicidad inmensa. Llevo años soñando con esto y por fin lo he conseguido con mi esfuerzo, mi constancia y peleando. Y claro con el apoyo de mi familia y mis preparadoras que me han estado animando y dando los mejores consejos desde el primer momento hasta el final.
¿Y cómo te planteas el futuro?
Ahora en septiembre tenemos que elegir destino. Y empezaremos a trabajar en octubre, seguramente. Normalmente el primer destino suele ser el rústico, un pueblo un poco perdido, pero yo iré con muchísima ilusión porque al final tomas el pueblo como tuyo, intentas integrarte, o al menos eso es lo que yo quiero. Lo coges con muchísima ilusión.
¿Cuál sería tu destino ideal?
Mi destino ideal sería Madrid, pero es complicado tener plaza aquí. Me gustaría volver a Córdoba, pero ya veré lo que me depara el destino.