Natalia Narváez tras aprobar Inspección de Hacienda: “es importante dar el máximo y sentirse acompañada en esta dura etapa”
Es una de las aprobadas en última convocatoria de plazas para Inspección de Hacienda. Ingresó en la Residencia León XIII al comienzo de su oposición, en septiembre de 2017, y desde entonces su rutina ha sido el trabajo sin tregua. Es consciente de que opositar es un período duro de la vida, un trabajo no remunerado, pero también una inversión de futuro. El 16 de diciembre de 2019 superó el quinto y último examen de esta oposición.
Natalia, enhorabuena por conseguir tu plaza después de este gran trabajo y sacrificio personal. ¿Cómo te sientes?
Muchas gracias. Me siento muy feliz. Realmente es una sensación que cuesta describir con palabras porque, aunque sueñes muchas veces con el momento de ver tu nombre en la lista de aprobados, cuando finalmente ocurre entras en “estado de shock”. Después, poco a poco, con el paso de los días, lo vas asimilando y vas siendo plenamente consciente de la magnitud de lo que has conseguido.
¿Cuál crees que ha sido la clave para llegar hasta aquí? ¿Cómo ha sido tu rutina de estudio?
Para mí la clave, sin ninguna duda, ha sido el trabajo diario, la constancia y dar cada día el máximo. Muchas veces se cree que para aprobar hay que tener una inteligencia excepcional, y que eso está reservado al alcance de unos pocos, pero yo no creo que sea así. Creo en el trabajo diario, ya sea verano o invierno, y creo que si cada día das el máximo, sin excepción, y peleas sin descanso por tu sueño las cosas acaban saliendo, más tarde o más temprano. La clave está en saber proyectar hacia el futuro y pelear desde el primer día, aunque falten meses para examinarte.
Empecé a opositar el 3 de septiembre de 2017. Mi primer examen fue el 16 de febrero de 2019 y me examiné del quinto el 16 de diciembre de 2019. En este tiempo, mis rutinas han ido cambiando mucho, así como aumentando mis horas de estudio. Pasé de comenzar la jornada a las 8-8:30, a empezar a estudiar a las 7 horas. Y aunque la organización del resto del día variaba en función de las clases y los momentos de canto, no me iba a dormir sin haber acabado lo que tenía programado para cada día. En eso sí que he sido constante.
¿Por qué decidiste optar por una residencia de opositoras para prepararte? ¿Y por qué elegiste ésta?
Decidí optar por una residencia de opositoras porque durante la carrera (estudié Derecho y ADE en ICADE) viví en una residencia universitaria y me acostumbré a estudiar y vivir con gente. Creo que es importante sentirse acompañada en una etapa como esta. Una de las principales razones para elegir la Residencia León XIII, más en concreto, fue porque conocía la zona y porque mi academia estaba a 15 minutos a pie, lo que me permitía algo fundamental en una oposición: optimizar el tiempo y no perderlo en cosas fuera de estudiar o descansar. Además, cuando vine a ver la residencia, me gustaron mucho las instalaciones, especialmente mi habitación, y la atención recibida, así que me decidí por este lugar.
¿Cómo ha sido tu día a día en la Residencia León XIII? De todo lo que has vivido aquí, ¿con qué te quedas?
Mi día a día ha consistido en estudiar el máximo de horas posibles. Porque opositar es como un trabajo no remunerado, cuya recompensa, un trabajo fijo de por vida, se obtiene después. Esta rutina intensa de estudio, cada uno intenta luego dinamizarla con deporte o alguna salida. En mi caso, los momentos de desconexión los he aprovechado para ver alguna serie.
De lo vivido en la residencia podría quedarme con muchos momentos, tanto de ocio (como las cenas de Navidad, o ver una serie un viernes con amigas pidiendo una pizza), como de estudio. Esto último suele sorprender cuando lo menciono, pero es que, pasar tantas horas con la misma gente, en el mismo lugar, las convierte en “tu otra familia”. Recuerdo especialmente mi último mes, cuando un par de personas traían chocolate o caramelos a la sala para animarnos a todos. Días después de aprobar les llevé “Manolitos”, para devolverles el favor y agradecer el apoyo recibido.
Durante el tiempo de preparación de la oposición ¿has tenido la tentación de tirar la toalla? ¿Cómo has vivido las renuncias y cómo has superado esos momentos?
He aprobado en mi primera convocatoria, por lo que nunca he tenido que lidiar con la frustración de haber estudiado y suspender. Pero sí recuerdo los primeros meses como especialmente duros. Porque habituarte a la rutina de opositar no es fácil, por las horas empleadas y por la monotonía. De ahí que sea fundamental estar motivado cada día y ponerse objetivos a corto y largo plazo para no tener la tentación de tirar la toalla.
Al principio de la oposición es cuando tomas consciencia de las renuncias: a los festivos, a las vacaciones largas, a los viajes, y a un sinfín de planes. En mi caso, cuando salió mi convocatoria, a finales de noviembre de 2018, decidí renunciar a mi móvil. Solo lo usaba los sábados y los viernes por la tarde cuando iba a cantar los temas y a clase. El resto del tiempo usaba un teléfono antiguo con el que llamaba a mi familia, porque con mis amigos me comunicaba por email. No se si llegué a estudiar más horas, pero sí creo que gané en calidad de vida y horas de sueño por la noche, cuando el móvil era mi mayor distracción.
¿Qué crees que aporta vivir en comunidad o compartir con otras personas esta etapa de tu vida?
Vivir en comunidad en esta etapa, ayuda a que no te sientas sola, porque muy poca gente entiende realmente lo que es opositar. No es solo estudiar muchas horas y ya está; es el cansancio físico, por estar tantas horas sentado y, sobre todo, psicológico de estar todos los días haciendo lo mismo. También está la incertidumbre de cuándo saldrá la convocatoria, las fechas de exámenes, las notas… Es tanta la tensión que se acumula que agradeces estar rodeada de gente que siente y pasa por lo mismo.
¿Crees que la función pública está lo suficientemente reconocida en la sociedad o por el contrario? Los medios de comunicación o las redes sociales recogen a veces una visión negativa de la sociedad hacia los administradores o los altos puestos de la función pública ¿A qué crees que se debe esto?
El término “función pública” es tan amplio que no se puede responder categóricamente al respecto. En lo que refiere a la Inspección de Hacienda, hay claramente una visión negativa, motivada en gran parte por desconocimiento. Los Inspectores, entre otras funciones, se limitan a cumplir la ley recaudando los impuestos que establece quien gobierna en un momento concreto. Pero ni hacen ellos las leyes, ni tienen una lista de a quién investigar y a quién hacer la “vista gorda”, como me han llegado a sugerir en alguna ocasión.
¿Hace falta más formación ética en el servidor público? ¿Hay algo que echas en falta para el período de formación de un inspector de Hacienda?
Hace falta más formación ética en el servidor público, pero también en la sociedad en general, se dediquen o no a la función pública. Es importante ser conscientes de que prestamos un servicio público y que un buen trabajo beneficia a toda la comunidad. En cualquier caso, mi período de formación aún no ha acabado, puesto que la oposición es solo un 50% de la nota final. El otro 50% restante consiste en hacer un Master en el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), al que solo se puede acceder al aprobar la oposición. Aquí el enfoque es no teórico y práctico.
¿Qué consejos darías a los futuros opositores?
Que antes de empezar hablen con varios preparadores y con distintos opositores, y una vez que tengan toda la información de los procesos o tipos de pruebas, valoren y decidan qué es lo mejor para ellos y qué se adapta mejor a su forma de ser. También les aconsejo que, una vez que hayan empezado a estudiar, no tengan miedo a cambiar de preparador si sienten que no congenian con el que tienen o que pueden dar más de lo que éste les exige. Y que perseveren, que crean en sí mismos y busquen la motivación para dar siempre el máximo.